martes, 28 de febrero de 2017

CUENTO DE CARNAVAL

Meses antes de carnaval ya todos mis amigos quedamos para elegir cuál sería el traje que llevaríamos en carnaval. Después de muchas discusiones para ver cuál sería el traje elegido, decidimos finalmente que el favorito sería el de ratitas para las niñas y de gatos para los niños.
 Era el día antes de carnaval (viernes). Como todos los años, los amigos quedábamos para vestirnos de caretas e ir asustando a la gente que pasaba por la calle. Después de recorrer todo el pueblo, llegamos finalmente a la plaza donde está la carpa. Allí en carnaval siempre hay una mujer de etnia gitana que se pone en medio de la carpa dando ramas de romero. Comenzamos a burlarnos de ella, asustándole con las caretas. La mujer se enfadó y nos echó un mal de ojo a todos. Nos maldijo y nos dijo que cuando despertásemos al día siguiente nos convertiríamos en el traje de carnaval que habíamos elegido para el sábado pero nosotros no la creímos y seguimos burlándonos de ella.
Al día siguiente cuando despertamos, todos nos habíamos convertido en gatos y ratones menos un amigo que había ido a disculparse a la mujer. Fui corriendo a hablar con  mi madre para contarle lo que había pasado pero mi madre creyó que era un ratón de verdad y quiso matarme con la escoba.
Decidí entonces ir a casa de mis amigos para ver si a ellos les había pasado lo mismo. Cuando llegué a casa de Miriam - que así se llama una amiga mía- también se había convertido y fuimos a buscar a los demás.
Todos estábamos sorprendidos y no podíamos creerlo, estábamos atrapados en cuerpos que no eran los nuestros y no podíamos salir de ellos ya que no sabíamos la fórmula.
Todos corrimos a buscar a la mujer a su casa, pero cuando llegamos encontramos a la familia en la puerta. La mujer había fallecido. Nos entró el pánico. ¿Qué hacemos ahora? ¿Estaremos convertidos en gatos y ratones para toda la vida? ¿ No podremos estar ya nunca más con nuestra familia?
Entonces desperté, fui corriendo a mirarme al espejo y era yo, nada había cambiado. Menos mal que todo había sido un sueño.
 Mi madre vino a llamarme a mi habitación diciendo que ya había llegado mi amiga Miriam para irnos al desfile.

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